Mientras sea provechoso, para fines políticos o económicos, fenómenos como el clickbait y las noticias falsas (fake news), se propagan más rápido por las redes sociales que las noticias e informaciones reales y precisas.

Clickbait, para los que desconocen aún el término, representa los enlaces amarillistas y llenos de ganchos y curiosidad que usan los editores de noticias falsas (fake news), noticias exageradas o chismes para conseguir que las personas que navegan por las redes sociales se dirijan hacia sus sitios.

Es importante las visitas por los ingresos promocionales, los enlaces con troyanos y malware que muchos promueven también. Troyano es una versión de virus que esconde su apariencia y permite acceso incondicionado a sus cuentas y equipos. Malware son programas que buscan tomar control de lo que el internauta mira o hace en las redes sociales. También versiones de malware son diseñadas para robar claves de cuentas en redes sociales, cuentas bancarias y accesos privados.

En Inglés hay una frase que dice “if something sounds too good to be true, it probably is”, que traducido significa “si algo suena demasiado bueno para ser verdad, lo más probable es que no lo sea.” (No sea real).

A mediados de marzo de este año, tres investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), Soroush Vosoughi, Deb Roy y Sinan Aral, descubrieron que en la red social Twitter las fake news se difunden un 70 por ciento más rápido que las noticias reales.

Indicaron los investigadores en su estudio que este tipo de contenidos mal intencionados “llega más lejos, más rápido, de forma más profunda y amplia que la verdad, en todas las categorías de la información”, tal como afirman en la revista dedicada a la investigación académica Science, donde fue publicada su investigación.

Tras un análisis de 126 mil datos o informaciones en cascada en Twitter (las noticias que son retuiteadas de forma masiva) entre 2013 y 2017 que habían sido compartidos por un total de 3 millones de personas alrededor de cuatro millones y medio de veces, estos investigadores concluyeron que las fake news tienen un 70 por ciento más de probabilidades de ser replicadas que las noticias verdaderas y precisas.

En el artículo publicado en la revista Science titulado “How lies spread on social media” (Como se esparcen las mentiras en las redes sociales) explican que la idea se le ocurrió a Vosoughi cuando buscaba información acerca del atentado de Boston en Twitter.

“Esta red social se ha convertido en nuestra principal fuente de noticias. Pero entonces me di cuenta de que una buena parte de lo que estaba leyendo eran rumores”, aseguró.

Tras contactar con sus dos colegas del MIT y llevar a cabo la investigación, observaron que las noticias verdaderas tienen que ser hasta seis veces más largas que las falsas para poder llegar a un promedio que ellos calcularon de unas 1500 personas.

Claro, sin hacer trampa electrónica con el uso de aplicaciones llamadas “bots” o programas que replican de forma mecánica los tuits (tweets), ya que una vez eliminados los resultados de estos “retweets”  o replicantes automáticos, los resultados no cambiaban: la viralidad de las fake news era mucho mayor que la de las noticias verdaderas.

Indicaron que el problema se centra en que la mayor difusión de las informaciones falsas no suelen usar aplicaciones en usuarios robots (bots), sino que son las personas denominadas “influencers”  quienes provocan el mayor eco de los mismos.

Los influencers son personalidades de redes sociales, que impulsan productos y servicios a cambio de retribuciones o premios. Tienen un mercado cautivo de seguidores entonces, venden sus redes sociales a los mejores postores.